Emilio Guerrero Poyato, comenzó su andadura profesional vendiendo mariscos con un canasto, el cual ocupa actualmente un lugar preferente y simbólico en el despacho de su hijo Antonio Guerrero Camargo.
Sus conocimientos sobre las “delicias” de la mar fueron el mayor legado que dejo a su hijo Antonio. Él fue el encargado de continuar con el negocio familiar y gracias a su visión empresarial consiguió abrir la primera sede física de Mariscos Emilio en el año 1970. Fue una marisquería ubicada en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), que le permitió consolidar el proyecto y expandir en pocos meses su negocio por la capital hispalense.
Hoy, es uno de los grupos hosteleros referentes de la gastronomía sevillana, líder en su especialidad, y está regentado por la tercera generación de la familia Guerrero, que mantienen la esencia del negocio, simbolizado en el canasto de su abuelo Emilio que luce con orgullo en la sede central. Mariscos Emilio es un negocio que cada día evoluciona, incorporando nuevos conceptos y adaptándose a los nuevos tiempos.